
La esperanza de vida ha aumentado en 20 años desde 1946, pero dos mil millones de personas continúan sin tener acceso a medicamentos.
En muchos países, sobre todo africanos, se ha registrado una disminución de la esperanza de vida y ha aumentado el número de enfermos por epidemias como el sida, la malaria o la tuberculosis. Más de tres millones de niños mueren cada año durante el parto y otros cuatro millones durante los primeros 28 días de vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado su Programa General de Trabajo hasta el año 2015, el mismo en el que termina el plazo adoptado por Naciones Unidas en el año 2000 para reducir la pobreza a la mitad a través del cumplimiento de los Objetivos del Milenio (ODM).
La pobreza es la principal enemiga de la salud. La falta de salubridad en los alimentos y en el agua, así como la falta de protección ante los desastres medioambientales provocados por el cambio climático y la debilidad de los sistemas sanitarios son las principales causas de mortalidad en los países más pobres del mundo.
Según la OMS, los cuatro problemas más graves son: El déficit de justicia social, en un mismo país, la esperanza de vida de las personas que pertenecen a las clases más altas supera en más de 20 años a las que no tienen acceso a servicios sociales básicos; el déficit de responsabilidad, los conflictos internacionales, las crisis internas, la presión de las fuerzas económicas sobre los países más pobres y la migración de las poblaciones.
La OMS predecía hace unas semanas que las enfermedades causadas por la contaminación de los automóviles y las enfermedades crónicas no transmisibles, consecuencia del consumo de tabaco y de otras sustancias nocivas, serían las principales causas de muerte en el mundo dentro de 25 años.